Ustedes saben que en momentos como este, no suelo pensar lo que escribo. No lo necesito. Es sólo dejar que las palabras fluyan, y fluyan...hasta que no quede nada por decirse. ¿Es sencillo? Siempre y cuando tengas días como los últimos que he tenido.
No me voy a cansar de decir que todo esto parece un sueño. Nunca, pero nunca en mi vida imaginé alcanzar toda la felicidad que estoy viviendo. Que de entre ese tornado emocional en mi interior, ese ciclón de sentimientos e impulsos que habían dominado mi andar los últimos años, encontraría la paz que tanto necesitaba. Es magia, sólo eso, magia.
Había aprendido a tratar de controlarme y callar. A aparentar que soy como todos. Debía de exorcizar esos demonios interiores míos. Ahora, esos entes, que ahora se revelan ante mi como ilusiones y sentimientos, alojados en esa parte de mi sistema nervioso que los que saben llama hipotálamo, son los encargados de reaccionar cuando siento brillar esa mirada que alguna vez creí fría, y se dibuja en su rostro esa sonrisa y que incluso ella creía casi imposible. Reaccionan y me hacen abrazarla. Hacen desear besarla y me hacen sentir esa felicidad que añoré tanto. No quiero que se vayan, ni los demonios ni ella.
Compartir con ella esos momentos, donde aprendo con ella tanto de la vida, como del amor y de nosostros mismos, es algo que amo. Encontrar parte de esas ilusiones sobre el futuro, mientras me pierdo a su lado, me pierdo en su brazos y en su besos, en una fantasía que no quiero que termine nunca. No puedo describirlo, porque no hay razonamiento humano que alcance a lograrlo.
Quiero que siga así...quiero...muchas cosas...y sobre todo la quiero a ella...
Ich libe dich...
Potlach!! (Es poderosa la palabra...mucho...)
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