La receta de la magia...

Algunas veces los seres humanos nos esforzamos tanto en ser felices que buscamos en todos lados, en los lugares más alejados y escondidos, donde no nos llaman, donde nos rechazan. Pero no nos damos cuenta de que a veces la felicidad está a la vuelta de la esquina...literalmente.

Regresé al barrio donde se criaron tanto mi padre como mis tios, y donde pasé años, ya sea viviendo o visitando a la abuela. Tenía algo de tiempo de no ir, sobre todo después de que hubo algunos cuantos problemas con las propiedades, ya sabe, cosas-de-la-gente-normal-adulta. Pero no fue para ver a la abuela, en ese barrio vive la chica que amo...a la vuelta de la esquina...el mundo es pequeño.

Con ella todo es mágico, desde sus pinturas, que adoro ver y sé que muy pocos han tenido ese privilegio, hasta su fuerza misma. Ella es especial, en ella encuentro cosas que no he visto en otras personas y sé que lo mismo piensa ella respecto a mí. Es raro...y por eso, porque es raro, se da la magia.

Tan raro que vimos una pelicula sobre una rata cocinera...con orejas de...rata. Sí, si me las puse, y si fui a ver Ratatouille. Quien me conoce no lo creería, pero ya he dicho, hacer todo esto con ella es muy diferente. Y la compañía tambien fue muy buena, chicas como ellas no se ven en ningún lado...solo Imperio y mis niñas...solo ellas...

Y además, es Pixar, es animación muy diferente a lo que Disney haría. La rata es simpática, el chico es un idiota manipulable y Colette, su 'compañera' es psicótica. No son los personajes unidimensionales de la animación clásica. Denle las gracias a John Lasseter y Steve Jobs por ello.

Sé que dudan que me puse orejas de ratón, sólo vean esto:



Fue un día hermoso...y mágico...obviando a la selección, pero lo fue...Potlach...Ich liebe dich, mein leben.