Friday, July 27, 2007

La batalla de San Julián (parte 4)

El viento soplaba de forma brutal en los campos donde se encontraban el muchacho de negro y la mujer que se psuso frente a él y le señaló su destino. Un olor extraño se percibía en el ambiente, tal vez el de la muerte, que rondaba el lugar, mezclado con la esencia de la naturaleza. La vida y la muerte mezcladas en un aroma único, en un escenario con la luna de octubre al fondo.

Un viejo revólver Colt de 6 tiros, un par de dagas bastante filosas. Armas de buena hechura, poseedoras de una belleza y dignas de exhibirse en un museo de antigüedades. Pero, aún así, no se puede olvidar que fueron creadas para llevar la muerte a donde fuera. Es su misión, y para eso las esgrimen los dos muchachos.

-Sólo necesito seis tiros a lo mucho para terminarte, Syriana.

-Así que crees que me acabaras tan fácilmente...tengo mis dagas...cortarán tu cuerpo, se clavarán en tu corazón y desearás no haberte cruzado conmigo.

-Es algo que deseo ahora...no haberme cruzado en tu camino nunca. Contigo conocí muchas cosas...pero lo que más aprendí de tí fue como una persona puede traicionar sin escrúpulos.

-¡Basta! Dejemos las palabras...y comencemos con la acción...

La daga de Syriana se movió rapidamente y cortó el brazo izquierdo del muchacho...la herida fiue poco profunda pero se extendia del antebrazo al codo...una bala que se alojó en una pierna fue la respuesta. Ambos necesitaban un respiro.

-No eres tan rápido como antes Satyr, tampoco tan certero...no has combatido mucho desde la última vez...necesitas mucho más para acabar con él...

-Gracias por el consejo, pequeña...tú sigues sendo la misma...se ve que mientras algunos cambiamos y encontramos caminos distintos en nuestra ruta...tu no lo has hecho en lo absoluto...

La vieja pistola disaró una nueva bala, que Syriana alcanzó a esquivar y lanzar un nuevo golpe al cuerpo del muchacho . Él logro esquivar unos cuantos golpes suyos...hasta que otro proyectil se alojó en el hombro de la chica. Por esto, ella lo tenía de frente...y trató de apuñalarlo en el pecho, logrando solamente cortarlo un poco, tras un movimiento del hombre de negro. En el acto, un tiro se escapó del arma, terminando en la tierra húmeda. Ambos contendientes retrocedieron. Estaban sangrando fuertemente los dos. Pero no buscaban detenerse, era sólo un respiro.

-Sigues siendo muy lento, Satyr...pude haberte matado, hijo de puta.

-No lo hiciste, no soy tan facil. No así, tu pierna casi no se mueve.

-Y tu brazo es inutil...corté el equivocado...si termino con tu brazo derecho hubieras quedado a mi merced. Como siempre ha sido contigo, la parte izquierda de tu cuerpo no sirve...

-Debiste pensar más tu estrategi, lindura...

Una nueva embestida con las dagas, un movimiento para escapar del filo, un nuevo corte en el vientre. Ella creía haber ganado esta vez, pero un par de tiros entraron en su cuerpo. Uno en el pecho...otro llegó a introducirse en su craneo a través del ojo, el cual se hizo pedazos con el impacto. Llegó al cerebro. La muchacha cayó al piso, y su sangre regó el campo. Y dicen los que saben, que la sangre fertiliza la tierra.

-Seis tiros...exactos...siempre un hombre de palabra...Satyr...sé que no debí venir...pero él sabe que eres débil ante ciertas cosas...por eso no me mataste antes Satyr...no puedes evadir tus recuerdos...no puedes...él conoce tu mente...y por eso me trajo....sabe que soy una sombra en tu vida...y por eso me envió....casi lo logro...cuidate mucho...pequeño....

Un viento brutal cruzó el campo, y con él se fue la vida de la mujer. El muchacho de negro, ante esto, sólo inclinó la cabeza....

Y unas lagrimas suyas, mezclandose cn la sangre de quien alguna vez lo llamó hermano, regaron la tierra...para hacerla más fértil...

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