Monday, November 14, 2011

FESTO COMIC: Ser chilango, ser comiquero, y salir del closet*

A la luz de lo que ha sido mi vida recientemente, se que tal vez debo dormir... o ir a un mèdico. Pero, a pesar de todo, necesito aterrizar (si es que divagar en este blog es, justamente, aterrizar... o sea, no lo es) una de las tres ideas que revolotean mi cabeza...y lo hacen con furia.
Básicamente, pese a la dureza que el trabajo reclame sobre uno, hay cosas que forjan la personalidad, el ser, cuya satisfacción nos mantiene humanos y cuerdos. Sí, ya me he despedido de escribir cada 15 días para una revista. Pero es bueno mantener fuertes y saludables que me atan al mundo de los comics, para descubrir, en dicha aventura, que no soy el único.
Descubrí FESTO comic hace unos meses. El concepto base, el encuentro de ediciòn gráfica, lo conocía ya. Pero, en un ambiente que parecía retar al círculo de "convenciones comiqueras" en México, capté la idea: más que renegar de una escena donde los empresarios (porque al final del día eso son los organizadores de convenciones, empresarios) han apostado por las masas que mueve el anime -y los bemoles de pirateria que conlleva la escena de nuestro país-, se buscó dignificar una parte que, aunque parece terriblemente subterránea en dichos encuentros (que ellos, curiosamente, originaron), merece una mejor exposición.
No reniego de la escena cosplay, ni de los otakus que asisten a las convenciones (al final, es justo decirlo, casi todo akiba kei mexicano ha comprado piratería, por más DVD'S y mangas originales tenga). Sin embargo, el valor de una convención (ya sea en San Diego, Japón, París o el barrio vallelupense de El Guajolote) es exhibir el talento local, unificar una escena particular y, por supuesto, generar vínculos de interacción.
He gastado tinta y palabras sobre las convenciones en México en los últimos tres años. Pero creo que aún no he dicho la tristeza que me dan las áreas de dibujantes en La Mole o la TNT. Al principio es lindo ver que hacen, por diez pesos, tu retrato estilo manga. Pero, con el tiempo, te das cuenta que hay mucho talento allì, que no pueden alcanzar niveles más altos porque, insisto, hace falta ese intercambio de ideas, con otros dibujantes y el público, para lograr una retroalimentación. Y, a partir de la misma, mejorar el trabajo.
Sí, hay una edición especial para ellos (y los actores de doblaje). Pero, aún en estos "espacios especiales", la base del evento no se cumple. No hay una interacción ni un intercambio de ideas para que el ambiente comiquero nacional crezca. Por el contrario, se añaden bonos de dibujantes y actores al concepto general: la venta de mercancía importada. Por supuesto, todos sabemos que ese es el objetivo de los eventos: vender. Pero se agradecería, desde mi particular y nada objetivo punto de vista, que se podría hacer más para la escena que los organizadores insisten en apoyar mediante su discurso.
Es justo esa oportunidad de poner a los artistas y al público sobre la mesa lo que me atrajo del FESTO. Sobre todo, porque a pesar de que los ARTISTAS acuden con la posibilidad de vender su trabajo (y, claro, a un precio justo), se ponía a la historieta en un plano donde otros espacios están lejos de colocarla: como una expresión cultural.
Tengo ideas muy bizarras del arte (sobre todo ese trauma ocasionado por el señor Walter Benjamin). Pero al menos, considero, que el comic permite un intercambio libre de ideas y construye tanto vínculos como conocimiento entre el autor y el lector. Por eso, ademàs de la mera apreciación estética, estoy convencido de que leer historietas es cultura ( aunque tus padres, fans de La Voz México, piensen que la cultura solo la dan tipos de lentes con trajes extraños que hablan rarito).
Y, sobre todo, lo que más me emocionaba del FESTO eran dos cosas. En primera instancia, el contacto de la gente con los autores. No sólo permite una retroalimentación artística, también logra facilitar una puesta en común entre diversos miembros de la escena, así como descubrir nuevas ideas de una forma más directa. Aparte de que, como fan, puedo conocer a quienes me hacen al día, con tiras, al menos una vez a la semana.
El otro factor es que se construyen y ganan espacios para las nuevas generaciones. Conozco, por amigos de mis amigos, amigos personales y amigos de mi familia, gente talentosa que puede dar mucho a un medio tan pequeño, y así lograr que crezca. De igual forma, estas estructuras, aún endebles, podrán evitar lo que suele pasarme: llegar al área de independientes en una convención, buscar un autor que me había encantado, y descubrir que el ambiente mismo lo tumbó.
Y, bueno, el fin de semana asistí. Aunque mis nuevas responsabilidades de persona "seria y trabajadora" me impidieron quedarme a todo, como antaño. Pero bueno, por más que la vida me obligue a crecer, nada crece sin raìces. Y me dí una vuelta.
Lo primero que me agradó fue lo accesible del espacio. Pequeño, lleno por momentos, pero accesible. A veces las masas impedían que pudieras entrar a ciertas secciones, pero todo para evitar problemas y, sobre todo, resueltos con buenos modos.
También me agradó encontrarme con que la gente sí estaba respondiendo. Vamos, no son las miles que atascan Tlatelolco cada 3 meses, al punto que la gente de la unidad habitacional aprovecha para obtener una fuerte derrama económica. Pero se notó que, al menos, el trabajo de un puñado de artistas había llamado la atención. Y es lo que cuenta.
Sí, tenía bien ubicado de memoria el cartel de expositores. Al grado que cacé unos cuantos, porque, la neta, si soy bien fan.

Jorge Pinto: Autor de Bunsen, tira que conozco desde antes de que fuera mega popular en Polacas. Y en el mundo. Más que proyectiva, como le pasa a muchos, es lo suficienemente buena para alegrarle la mañana a uno, así como sencilla de seguir. Quizá uno de los nombre más sonados en el evento. No es para menos: colocando a uno de sus personajes como chiste electoral, puso de cabeza al IFE. No es mentira, hasta salió en la prensa. Y tiene más votos de mi parte de los que alguna vez tendrá Peña Nieto.

Jorge Cavazos: Quizá una de las representaciones de lo que yo señalo como "integración". Básicamente, soy fan de Caballo Negro, obra que alguna vez reseñé en Conexión Manga, para que Adalisa, entonces editora, me dijera que le había "costado trabajo encontrar una tira que no que no fuera tan ácida o perversa, como para ser inadecuada en una revista leída por menores de 15 años". Amable con los fans, tuve chance de platicar con él. Y con su familia. Inspirador saber que del webcomic se pueden crear puentes, insisto. Como diría Giovanna, "hace los sketches con cariño".

José Quintero: Lo descubrí por accidente. Curiosamente, en una
TNT. Editorial Vid vendía la recopilación de Buba en su stand. Mi chica sigue a la pequeña niña nietzscheana desde adolescente. Y se volvió loca. Leí los trabajos de Quintero. También me fascinó. Todo un gusto tratar con un artista, que, como se puede ver en esta imagen, trata a sus fans con cariño. Lo cual, de corazón, se agradece.

Oubilette: Aprecio mucho a Adalisa Zárate y Aurea Freniere. Y no porque hayan sido mis compañeras de trabajo por tres años y sean, prácticamente, amigas mías. Les debo mucho de mi conocimientos sobre, de y para la escena comiquera nacional. Les debo mucho de mi entendimiento sobre este tipo de artistas, en toda la extensión de la palabra. Además, admiro su trabajo, realmente lo hago. Aparte de que me encantan sus estilos de dibujo (y el esfuerzo que le meten a contar una historia en secuencias, lo cual les envidio), pueden impresionar a cualquiera con sus habilidades en el trazo. Incluso a pintoras que hacen cuadros al óleo, en serio.




















Cintia Bolio: Más que una cacería es un descubrimiento. Digamos que llegó a nuestras manos, hace muchísimos años, una conferencia sobre la historia de la caricatura política en México. Nos regaló el conferencista, cuyo nombre olvido en un momento incómodo unos libritos, sus recopilaciones personales en distintas áreas. Yo tomé un libro sobre los moneros durante el 68. Ella, uno sobre moneras. Allí estaba incluida Bolio. También amable, talentosa, quien además se conectó con mi acompañante en un modo muy extraño, al punto de irse a fumar juntas. Por supuesto, su talento es tal que tiene un mural muy chido en el Centro Cultural España, sede del evento.

Cecilia Pego: Descubrí que hace poesía. Descubrí que ace trazos llenos de magia. Descubrimos que es una mujer lindísima. Descubrimos que olvidamos, el día que la vimos, la recopilación de moneras. Una persona muy amable y con muchísimo talento.

Chamuco: Alguna vez, tuve la oportunidad de que Jun connotado periodista me llevara a mi escritorio cada lunes El Chamuco. Al Fisgón ya lo conocía (da conferencia con los activistas de mi facultad cada 3 días), y Ríus nos owneo por telefono a mí y a dos colegas. Pilares de la caricatura actual en México, son básicos para comprender al país y no llorar (tan feo) en el intento. Nada como Rius reclamando como derecho humano a la motita.

Eso fue para mí el FESTO. Una oportunidad de que la comunidad pudiera crear comunidad. Y es en serio, conmigo iba alguien completamente ajeno al medio... que hasta hizo migas con uno que otro. No es esa "hermandad", por decirle de algún modo, lo que hace crecer al entorno. Pero sí esa oportunidad de que el talento local sea valorado como merece, reciba la atención que merece en eventos que, además, fueron creados por la misma escena para darse a conocer.

Sé que hay artistas que no menciono, y debo se franco: me faltó tiempo para conocer más, a mucha gente que se lo merecía. Por lo menos, tengo en la mira material, porque en la próxima oportunidad espero una caza más intensiva.

Es aquí cuando debo decirlo... me siento honrado, muy honrado, de pertenecer a esto. De haberlos conocido, difundido, y demás. Por eso espero poder ayudar, aunque sea expandiendo el mensaje, para que un sitio del cual me siento orgulloso pueda crecer como merece.

Wednesday, November 9, 2011

Curiosidades històricas

Observo a una pareja de frìvolos tòrtolos mirarse fijamente.
No se inmutan, no se hieren, no se hablan, no se apuñalan, no se devoran, no se abrazan, no juegan.
Hago de la mirada un menage a troi, pero con un toque de perverso voyeurismo.
Ellos se despedazan con la mirada, mientras sólo me dedico a observar su carnalidad òptica.
No se guiñan siquiera. El más mínimo gesto podría alterar un delicado equilibrio natural.
¿A qué jugamos?