Como se los dije,tuve el placer de vivir dos muy buenas tocadas el fin de semana. Hay que aceptarlo, no importa si se es fan o si se desconoce de que va realmente el proyecto, la buena música siempre, siempre se disfruta. Más aún cuando estás acompañado de gente agradable, con buen ambiente y compartiendo con quien más amas.
Viernes-Witch Co.: La razón por la que fui realmente es muy simple. Es una especie de mini-proyecto de la vocalista de Elfonía y Stream of Passion, Marcela Bovio, acompañada de Karen Ceja en las vocales, Malinaly Reyes de Fractalia, en los coros y Faridee Cruz como letrista, o al menos eso sabía.
Soy fan de Elfonía y Stream of Passion, las bandas donde Marce tiene participación, además de que me parece un hermosa mujer y una gran cantante. Y realmente, fui sin saber mucho de lo que escucharía, sólo que era una velada que rendía homenaje a la mujer en el rock, y que tocarían covers de Kari Rueslatten y temas originales.De Rueslatten, hasta esa noche, no sabía ninguna nada, sólo que los rumores la proponían como sucesora de Tarja en Nightwish, algo que, como sabemos, no ocurrió.
Pero la verdad, fue algo mejor de lo que me esperaba. Karen y la señorita Bovio cantan muy bien, y en un set semiacústico, como el que presentaron, se da un realce sus voces. Marce mostró una presencia escenica, que, aúnado a que prácticamente todos los asistentes ibamos a verla especialmente a ella, terminó opacando un poco a las otras dos cantantes.
La música fue hermosa, mágica. Una especie de romanticismo cubierto de hechicería, que en la voz de mujeres bellas y talentosas como las que estaban sobre el escenario, concretaban un encantamiento de alto nivel. A veces el estilo me recordó a elfonía, sobre todo a una canción del Eldalindale que se llama Modos Humanos, suave pero poderosa, con la voz de Marcela en todo su espendor y pintada de fantasía.
Soy seguidor de Fractalia desde hace algo de tiempo,así que Malinaly me decepcionó un poco. Desafinaba un tanto, se perdía otro poco y no se acoplaba a las canciones. Espero, realmente, que muestre su verdadero talento, el que le he escuchado, en unos días cuando los vea en vivo en el Parque Ehecatl, unas cuadras de aqui.
Una noche hermosa, con mujeres hermosas, cerveza, buen ambiente, y excelnte compañía. ¿Se puede pedir más?
Claro que sí..
Sábado- The Cure: Mis referencias a The Cure me llevan a dos personas. A uno de mis hermanos de armas llorando en una esquina del salón de clase Boys Don't cry, tras el desdén de una mujer, y a la mujer a quien le hacía compañía esa noche. Aunque no soy muy fan, remito varias canciones suyas a muchos recuerdos, por lo cual debía de escucharlos en vivo, además de compartir recuerdos con la mujer que amo.
No me pregunten el setlist. No lo conozco en su totalidad. Pero, notarán que si pese a ello me sentí lleno, emocionado, a reventar. Eso muestra el poder de una banda realmente legendaria, que puede tocar las fibras más sensibles, siempre y cuando se esté dispuesto a escuchar. Así ocurrió.
¿Cómo superar un beso apasionado en medio de una de un gran canción acerca de una sincera promesa de amor eterno? Espero que en ella, esa imagen sea tan grande y tan fuerte como lo es en mí.
Los muchachos no lloran...pero quise gritar, en esa canción, invocando a mi familia de combate. Una mujer sin sentimientos nos hacía llamar a Robert Smith para calmar nuestro dolor. Ahora, una mujer que me ama me tenía su lado, tomado de su mano, comaprtiendo todas las distintas emociones que tanto su gordo feliz como sus amigos, le provocaban. La vida da vueltas.
Al señor Smith no le pasan los años encima. Aunque, claro, no se mueve mucho, se mantiene casi igual al hombre que inmortalizó su efigie con el peinado desordenado en los 80. Y siguen tocando muy bien, con una energía escenica enorme.
Y, pude estar presente para confirmarlo, The Cure es un banda de leyenda. Inmortales ya. Y ver en un mismo lugar a la vieja guardia, así como las nuevas generaciones, familias completas, es emocionante. "Lo más facil que se puede heredar es la música", me decía mi mujer al terminar. Y tiene razón. Cuando tenía 8 años, ella empezaba a amar a La Cura, yo a esa edad adoraba a George Harrison y Jimmy Page. Cambiaron muchas cosas, y algunas se mantienen, como el aprecio por las buenas melodías.
Si alguna vez tengo un hijo, desaría poder heredarle momentos tan grandes como ese...
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