Bien, este fin de semana (hoy para ser exactos, en el 3 de marzo de Zapopan) comienza la temporada del fútbol mexicano...una semana después comienzan las ligas inglesa, alemana y holandesa...y a la siguiente semana la liga española.
Soy pambolero a morir...aunque hay prioridades encima :)
Y si algo me apasiona, no es otra cosa que el juego, en su integridad, como un arte. El juego y todo lo que le rodea, al igual que cualquier actividad humana, puede alcanzar un nivel de belleza sin igual. Y, en este caso, no deberia pedirle nada a las bellas artes:
Música:
Diversos compositores, cantantes y grupos han dedicado algunas notas al "juego del hombre". No es extraño que se alcance a escuchar una que otra referencia al futbol en algunas canciones de Soulfly (brasileños), Status Quo (ingleses) y la Bersuit, Los Piojos, los Cadillacs, etc. (argentinos).
Pero eso es lo de menos. Las tribunas llegan a formar coros monumentales, que al unísono entonan himnos partículares, canciones sencillas que al intepretarse con la pasión que desata el deporte rey. No son muy afinados, ni dignos del coro de Viena, pero hay emoción desbordada, es una forma de expresión tan personal como de masa. Los cánticos unen a la hinchada.
Danza:
No son los saltos, ni las piruetas del ballet clasico, se acerca un poco más a las contorsiones y movimientos conceptuales de la danza moderna, y está muy relacionada con el baile popular. El futbol tiene sus movimientos ritmicos propios. Al encarar al rival, uno no escucha la melodia de la tribuna, pero baila al son de un deseo de superarlo, de que no te quite el balón o te pase rumbo a la portería.
Y hay muchas formas de bailar. Con la gambeta clasica, con fintas y regates, como la escuela brasileña de la samba. Con la elegancia arrabalera del tango. O los movimientos rápidos de Cristinao Ronaldo o los pasos de magia de Zizou. La danza necesita coordinación, ritmo y clase. Mucha clase. Y por ello, no todos bailan.
Pintura:
Si el futbol se distingue por algo, es porque los colores se llevan en la piel. Se quedan tatuados en el pecho, se llevan a todas partes. Por esos colores se vive o se mata. Y en las gradas, ese colorido se manifiesta, en un cuadro que con las tribunas hasta la bandera, es espectacular y hermoso. Con los trapos y banderas, una imagen sin igual, una expresion, un sentimiento.
Si no es una pincelada en la tribuna, es con el balon. No todos pueden trazar con precision en ese enorme lienzo verde. Hace casi 10 años, Roberto Carlos dibujó una curva casi perfecta que rodeó la barrera en un tiro libre y pintó uno de los goles más hermosos que se hayan visto. Beckham no es otra cosa que un pintor y se ha ganado la mitad de su fama por ello, por la exactitud de las lines que se forma ante sus toques. Zizou toma el balón como alguna vez Picasso tomó el pincel, y Cruyff, como buen hokandés, siguio en el campo de juego la escuela que dejó Rembrandt.
Escultura:
El estilo griego trataba de recrear en el mármol cuerpos perfectos. El cuerpo humano respresentado es su proporcion más estética. Los futbolistes esculpen su cuerpo, no con cinceles, sino con ejercicio y, porque no, algo de doping.
Gracias a esos cuerpos, son elevados a la categoria de modelos, son imagenes mercantiles. Incluso, cierto ingles vendido a Hollywood ha sabido manejar de mejor forma su imagen que al balon. Ya no juega como antes. es más, ya casi no juega.
Arquitectura:
La fundación New 7 Wonders declaró al Coliseo Romano maravilla del mundo, no sólo por su valor histórico, también por su belleza arquitectónica. En su momento, fue un ambicioso y monumental proyecto, que se llenó de belleza y en cual se saciaron las pasiones del pueblo.
Sus sucesores son ahora los estadios modernos. Construcciones colosales, muchas veces con una belleza visual y una majestuosidad que impone. Ya lo dijo Andrés Calmaro alguna vez "Cuando era chico y conoci el Estadio Azteca, me quedé duro, me aplastó ver al gigante." Lo mismo ocurre en el Maracaná, un estadio gigantesco, el corazón palpitante de una nación tan grande como Brasil, o el Monumental, el Camp Nou, símbolo de la cultura catalana. El Olímpico de CU y sus murales de Rivera, el Jalisco y su historia, Anfield y su tradición. El viejo Wembley, una obra maestra del finales del siglo XIX, que fue derrumbado y sobre él se contruyo un estadio moderno, igualmente bello. O el estilo Neoclásico del Olímpico de Berlín, el sueño megalómano del Führer.
Teatro:
En este deporte, el drama siempre esta presente. Se tiene que fingir ante el rival para dar una jugada, algunos jugadores actúan una falta, actúan una lesión. Va contra el espíritu del juego, pero irónicamente se los permite. Enfrente de los espéctadores, se representa una batalla, se juega un sueñao, una obra sin guión. Y eso lo hace hermoso.
Literatura:
No está nada escrito. No hay una historia definida y ésta se hace segundo a segundo, con el correr de los 90 minutos. Giros argumentales dramáticos, como aquel juego en Estambul que Milán iba ganando y el Liverpool le empató en 15 minutos, para ganar en penales. A veces hay comedia, como los sujetos desnudos que invaden la cancha. A veces hay drma cuando hay una lesión o se cae en un partido por el campeonato. Incluso hay tragedia, como las veces en que Marc Vivien Foe y Miklos Feher se desplomaron en el cesped sin vida.
Incluso...este hermoso juego inspira poesía...
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