Monday, January 19, 2009

Manifiesto por un trato digno a los medios metalicos

Razones por las que apoyo esta iniciativa local chilena:
1.-Pese la carencia obvia de título, me considero periodista y trabajo para un medio, que si bien no cubre eventos donde el metal es protagonista, si me ha hecho conocer ciertos abusos y prepotencias por parte de quienes organizan (incluso, sin que yo represente a una organización independiente).

2.-Es justo apoyar a quienes buscan cambiar para bien este entorno. Los logros de quienes comparten la labor, tarde o temprano, harán cambiar un poco la realidad de quienes nos dedicamos a cubrir eventos dedicados a un grupo cultural. Lo que mañana pueda cambiar en Rancagua, despues hara cambiar a México. Eso espero.

3.-Esta unión puede servir de ejemplo a los dispersos medios mexicanos. He visto como, en lugar de unirse, los medios independientes (o no) llegan a tener severas disputas, sean fanzines, blogs, foros. Tanto de metal, como de videojuegos o anime y manga. Lo anterior no llevara sino a que la escena partícular se consuma.

Los dejo con las palabras que Loreto publica en su blog personal, y que constituyen el manifiesto:

Hace tiempo deseaba escribir esto. Más bien lo consideraba un imperativo en mi condición de periodista, editora de un webzine con casi seis años de permanencia ininterrumpida en la red, asentado en Rancagua y para colmo de males en un mundo sexista, dirigido por una mujer. El impulso definitivo provino de la constatación de que no soy la única profesional que ve menoscabada su labor toda vez que cubre un concierto de rock. El malestar reina también entre los reporteros gráficos, quienes ven mermadas sus posibilidades de obtener imágenes diferentes a las registradas en el show mismo, colocan en riesgo la integridad de valiosos equipos profesionales por el maltrato de los guardias de seguridad y sucumben a la frustración de no poder desplegar el potencial que sus cámaras y conocimientos les permiten.

Durante un tiempo pensé que la situación cambiaría. Editaba un sitio en crecimiento, desconocido para muchos en aquel entonces, necesitaba hacerme un nombre para solicitar un trato equivalente al de otros sitios de trayectoria más extensa. Desde ese punto de vista la reticencia de los organizadores era comprensible y trabajaba en pos de ganarme el respeto de los promotores. Pero a casi seis años del nacimiento de la página, con varias coberturas en el cuerpo, tanto para Ciudad Metal como para el Diario “El Rancagüino”, donde de manera inédita he posicionado comentarios y entrevistas de un género musical que permanece en el underground, considero injusta la marginación de la que soy víctima.

Durante mis años de ejercicio periodístico en esta área he chocado contra una muralla de obstáculos construida por quienes ostentan el papel de productores de grandes conciertos de metal. Si la lógica indica que su motivación es vender el mayor número posible de tickets para cada banda que traen a Chile desde el exterior, resulta inexplicable que cierren las puertas a medios especializados serios sin ofrecer argumentos. Me refiero a sitios donde escriben personas formadas profesionalmente en el área de las comunicaciones, que como Ciudad Metal organizan eventos musicales propios y patrocinan iniciativas emprendidas por otros. La cortesía es un valor en retirada, pero pienso que jamás pasará de moda. El mutismo absoluto no le hace bien a las relaciones humanas. Lo digo porque pueden pasar años sin que un mensaje de email reciba respuesta.

Como rancagüina, me valgo del correo electrónico como herramienta fundamental para generar contacto con quienes viven fuera de la ciudad donde resido. Y en el caso de las productoras hablo de la totalidad de ellas. Es paradójico que las relaciones establecidas con personas que no habitan ni siquiera en Sudamérica sean más fluidas que las fallidas comunicaciones que intento iniciar con los promotores locales, con honrosas excepciones de parte de productoras que han depositado su confianza en Ciudad Metal, un medio nacido y criado fuera de los bordes de la metrópoli, ofreciendo equidad en el acceso a los eventos.

Pero no es todo. Ciudad Metal constituye mi proyecto personal de promoción del metal, sin fines de lucro. Poseo un empleo y mi salario proviene del ejercicio de mi profesión en otras áreas. Ya he mencionado el Diario “El Rancagüino”, además de la construcción de páginas web y la prestación de asesorías comunicacionales. No necesito que me obsequien las entradas y no dejo de asistir a los conciertos que me interesan solo porque la productora de turno no me acreditó. En otras palabras, no formé Ciudad Metal para obtener tickets gratis, sino para crear una tribuna profesional desde la cual dignificar la escena metal en Chile.

Incluso cuando mi requerimiento ha consistido tan solo en conseguir una declaración de la banda o acceder a la porción del teatro más cercana al escenario para obtener buenas fotografías tampoco he conseguido una respuesta afirmativa. Parece que los organizadores se empecinan en cerrar todas las posibilidades de cobertura, aunque lo solicitado no les signifique desembolsar un solo peso y bien pueda sumarles más boletos cortados.

He descubierto que la escena metal es un mundo que funciona a través de redes de amigos. Un circuito hermético donde tienen cabida quienes pueden y quieren estar en contacto frecuente con los organizadores, pero que permanece negado a personas que como yo vivimos fuera de la capital y tampoco pretendemos establecer lazos de amistad para acceder a lo que por derecho nos corresponde. Esto es una relación de trabajo. Así ha de ser entendida por ambas partes.

El resultado de la exclusión va en desmedro de la calidad de nuestro trabajo. Las escasas declaraciones obtenidas las he conseguido en instancias no periodísticas, traspasando barreras de seguridad, actuando como una fan o como una verdadera reportera para quien el “no” es una respuesta sin validez alguna.

Mi pregunta es por qué los promotores limitan la labor de los medios. La mayoría de las bandas que visita estas latitudes lo hace contadas veces en su carrera, ¿por qué no facilitar el acceso de sitios y revistas a músicos que probablemente no veremos una segunda vez en suelo chileno? Solo en ocasiones que podrían enumerarse con los dedos de una mano las productoras convocan a una rueda de prensa, actividad que no tomaría más de una hora del tiempo de los artistas. Parte crucial de su trabajo es mostrar la cara a la masa de seguidores que les permite venir de gira a países tan distantes. Chile es una plaza de renombre dentro de Sudamérica. Constituye un paradero obligado para las grandes bandas, lo que habla de un público que responde con su respaldo y de una prensa que trabaja de manera sistemática dando soporte a la escena.

En alguna ocasión un colega encargado de prensa de una productora me indicó que los asistentes que adquieren boletos de alto precio, los “meet & greet” que dan derecho a conocer a la banda luego del concierto, reclamarían porque personas que no pagaron nada accedieron al mismo privilegio. Una cosa no tiene relación con la otra. Los fines del fanático son personales. No así los de la prensa. El periodista persigue una declaración, el fotógrafo una mirada diferente a la convencional y ambos buscan la materia prima para redactar un artículo que en el universo de los webzines tiene un elevado potencial de lectores. Aunque así ha funcionado, esto no es un cambalache de banners por credenciales. La misión de los medios trasciende la de promover un evento.

La declaración “Por un trato digno a los medios metálicos” demanda lo siguiente de parte de productores, organizadores y coordinadores de prensa:

Descentralización de las acreditaciones, porque Santiago no es Chile. Si las bandas ya comienzan a programar fechas fuera de la capital es porque allí también existe público, prensa y medios tan legítimos como los nacidos en la metrópoli.

Organización de rueda de prensa para permitir que los periodistas formulemos nuestras preguntas y los reporteros gráficos capturen imágenes diferentes a la de los músicos sobre el escenario.

Respeto a la labor de los profesionales de la prensa. Responder correos electrónicos, brindar información oportuna, velar por su seguridad en los shows, disponer de iluminación apropiada para la toma de fotografías, ¿no cuesta tanto, cierto? Ni siquiera demanda recursos: es más bien un asunto de buena voluntad.

Esta es una propuesta que pretende enriquecer el trabajo de los medios chilenos que cubren shows de rock y metal. No estamos aquí solo para reclamar, sino que formulamos ideas y comprendemos que somos parte fundamental del cambio que la escena reclama.

Si adhieres a los postulados aquí planteados, reenvía este manifiesto a tus contactos de correo electrónico, difúndelo a través de tu página web y tu perfil en redes sociales como Facebook, Myspace, Flickr, Blogger y Fotolog.

Una buena prensa le hace bien al país, no solo a los trabajadores de los medios.

María Loreto Correa Barra
Periodista Universidad de Santiago
Editora Ciudad Metal

SUSCRIBEN ESTE MANIFIESTO

Rodrigo Basaure
Fotógrafo Chileflyers – Revenge Zine – Grinder Magazine

Bianca Zapata
Fotógrafa Chileflyers – Necrosystem – Ciudad Metal

Ignacio Orellana
Editor Chileanmetal – Sello Digmetalworld

Matilda Svensson
Periodista Radio Rock & Pop

Mane Campos
Periodista Sudinferno Webzine

LEE, FIRMA Y DIFUNDE.

Descarga en formato PDF aquí.

1 comment:

María C. said...

¡Gracias Neto!!!

De verdad me emociona que este escrito traspase fronteras.