Thursday, July 12, 2012

Mis dos centavos sobre ACTA


No recuerdo en qué año fue, pero sí recuerdo cómo conocí ACTA: por accidente.
Eran, creo que inicios de 2009. Me habían pedido acudir al aeropuerto por una tarea de universidad: cubrir alguna nota de interés en el aeropuerto.
Resulta que en la aduana, agentes estaban revisando USB's, celulares, laptops y todo dispositivo informático, para constatar que no tuvieran "piratería".
Por supuesto, dicha revisión no tenía ningún sustento legal, violaba la privacidad y provocó la molestia de unos diez pasajeros. Uno de ellos mencionó que, probablemente, los agentes se habrían enterado de los planes para la integración de México al ACTA, plan que, en ese entonces, estaba por ser firmado por Brasil y media Europa.
Dudo, por cierto, que dicha revisión haya tenido que ver con el tratado, pero me hizo investigar, desde entonces, ACTA y sus consecuencias.
¿Qué me dijeron entonces, al presentar un trabajo al respecto? Que mi paranoia era tanta y que, además, un tratado así no podría ser firmado por México.
Hoy, a las 11 de la mañana en Tokio, el embajador de México en Japón firmó el tratado a nombre del país.
 La base legal de tratado, en español, está acá. O en este video. 

El texto a continuación hace referencia las cuestiones que a su servilleta le parecen más preocupantes pero, por supuesto, no son todas.
-Anulación de la cultura libre: Todo trabajo registrado con derechos de autor está protegido. Su descarga, por tanto, estará penada a rajatabla. Es justamente la primera línea de crítica que hay sobre el Anti Counterfeit Trade Agreement.
Olvídate de bajar canciones. Eso es lo de menos. En 2006, ayudé a instalar un ciber-centro comunitario en Valle de Guadalupe, Jalisco, un pueblo a dos horas de Guadalajara.
La biblioteca pública está desactualizada, y los estudiantes, sobre todo de preparatoria, deben conseguir libros. Libros de 200 pesos, a los cuales hay sumarles el costo de 100-150 pesos en el traslado a la capital del estado.
¿Deben los estudiantes de bajos recursos perder una oportunidad de superación por no poder pagar un libro? Para el ACTA y el pensamiento neoconservador detrás de ella, para el cual la educación y la cultura son bienes de consumo, por supuesto que sí. Y es ahí justo donde va a ocasionar mayores daños en los países donde se apruebe.
Entiendo que el autor y el distribuidor merecen ganar dinero por su obra. Pero una propuesta de precios justos y desarrollo de la innovación no va a llegar si se bloquean las propuestas libres con censura judicial. 
-Censura web: Se tiene que crear, por fuerza, un mecanismo de vigilancia para que ACTA pueda entrar en funcionamiento. De otro modo, serían inútiles sus clausulas con efecto en la web.
El temor a que por investigar delitos de propiedad intelectual, censuren a los disidentes políticos, no es nuevo. Tampoco. Rusia pasó hace unas horas una ley mediante la cual se pueden retirar contenidos en la web si se considera que estos pueden atentar contra el desarrollo de los menores.
Vacíos legales. Bajo las argucias legales correctas, un panfleto anti sistema, como éste, puede ser considerado ilegal. ACTA carece de instrumentos para determinar qué viola la propiedad intelectual y cede el criterio a los estados signatarios.
Y entonces recordamos que, en un país como el nuestro, un policía encontró tirada una credencial de elector y relacionó a su propietaria con un caso de homicidio. Las autoridades compraron a los asesinos para vender testimonios. Todo sin castigo por, ejem, vacíos legales. Por eso tememos censura, porque conocemos las capacidades del Sistema Penal Mexicano de crear culpables.
-Violación de la presunción de inocencia: Toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Lamento no dominar los términos del derecho penal en concreto. Pero, hasta donde sé, es una máxima indiscutible y universal.
Aquí, sin embargo, ocurren dos cosas. Primero, el descargar/almacenar material con derechos de autor te hace culpable sin una averiguación previa, a menos, claro, que el estado signatario decida instruir un juicio. El cual puede ocasionar, incluso ganando, un daño considerable a la economía y buen nombre de un acusado.
En segunda, tenemos una paradoja que afecta a todas las leyes de propiedad intelectual en el mundo: UN IP NO REPRESENTA A UN CIUDADANO.
A menos que se implementen operativos multitudinarios para detectar la identidad de un internauta, como los que se ocupan para identificar a los miembros de Anonymous, el propietario de la IP (normalmente quien firmó el contrato del servicio de internet) es el responsable de las violaciones al derecho de autor y contra quien van dirigidas las demandas.
Todos sabemos, sin embargo, que muchas veces quien paga las cuentas no es quien baja la música, o rompe la ley. Puede ser su hijo de 10 años o, incluso peor, el vecino que se roba el Wi-Fi. No está estipulado en mingún marco legal que, por poner los recursos, una persona pueda ser acusada de un delito que no realizó y del cual, además, no tenía conocimiento. Gracias a esto, señoras de 80 años deben enfrentar cargos por varios milloens de dólares por daños a las disqueras porque sus nietos, en su casa, estaban bajando música. Así de ridículo.
Este es uno de los otros problemas a los cuales nos enfrentaremos si se aprueba ACTA, a menos de que nuestros legisladores, raudos y ocupados de sus deberes, propongan un marco legal que lo evite.
Esto es a lo que nos enfrentamos con ACTA. No es el fin del mundo, pero sí una dada en la madre fortísima a más de un garantía individual constitucional.
¿Qué hacer? Lo de siempre, pero que nunca, nunca, se suele hacer cuando una autoridad nos toma el pelo.
Informarse.
Organizarse.
Debatir.
Cuestionar.
Confrontar.
Todo en las instancias marcadas por la ley: Audiencias, tribunales, la Suprema Corte, organismos internacionales.
Ya, una vez, el Senado acusó al tratado de inconstitucional. La Unión Europea lo rechazó bajo el argumento de que viola derechos humanos. Ambos hechos son enormes precedentes para defendernos. Sin embargo, es momento de participar todos. De otra manera, sin respaldo popular, la defensa de ACTA no parecerá un asunto de interés público para los encargados de decidir.
Recordemos que las redes sociales, aunque parecen un mundo, sus usuarios son un pequeño porcentaje de la población.
Si esto no sale a la calle, si esto no va a la gente, nos la volverán a ganar.


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