Monday, February 2, 2009

Molestia...

Ayer entró en vigo una ley, decretada por el Instituto Federal Electoral, que pone ciertos límites a la propaganda electoral en medios masivos. Dichos límites son:
1) Un espacio de cuatro minutos cada hora. De esta manera, no se utiliza mayor espacio del correspondiente en los anuncios comerciales.
2) Un anuncio de cada fuerza política. Lo cual, obviamente, nivela las condiciones de competencia.
3) Cada hora, en un minuto exacto. En cadena nacional. Lo cual, obviamente, es molesto porque debes verlo forzozamente.
Al parecer, no fue el IFE el responsable de esto. Es muy probable, viendo la información disponible, que fue una estratagema de los propietarios utilizar el espacio electoral en los medios para irritar a la población. Esto, en protesta de que esta "igualdad de condiciones" les impide generar mayores ganancias por concepto de compra independiente de espacios propagandísticos.
Lo que me genera molestia, no es sólo la manera en que el duopolio de medios quiere vender la idea de que es el IFE responsable de los cortes a la programación. Ni siquiera, el hecho de que busquen molestar a la ciudadania debido a su desacuerdo. Lo que me da rabia, es que los anuncios propagandísticos no informen al ciudadano de las propuestas electorales. No se plantean soluciones ni planes de trabajo. No existe un diálogo con el votante ni una oportunidad para jercer un voto racionado.
Los avisos se basan, casi exclusivamente, en un recalco de los "logros" que ha generado el partido, así como recordatorios de lo jodidos que estamos acompañados de "promesas" para que todo cambie. Es decir, una pérdida de tiempo. Ya sea que los coloquen en bloque, o incluso que haya oportunidad de compra independiente.
Me encantaría que la publicidad electoral se manejara como en las naciones de primer mundo. Donde los partidos no gozan de espacios cuando no hay elecciones nacionales. Además, se busca que los spots propicien el sufragio informado.
Lástima, estamos tan lejos.

1 comment:

María C. said...

Aquí funciona igual. Al menos para las últimas municipales, no tengo idea por qué, nos libramos de ver tanto rostro sonriente vendiéndonos la ilusión de un mundo mejor.