Friday, March 30, 2012

Delirio Abosluto (sobre nada en particular)

Si yo fuera una persona constante, este blog estaría atiborrado de cosas diariamente. O al menos a diario quiero meterle cosas. Siempre estoy en algo cuya idea quiero vaciar en este espacio: el documental de Kony 2012 (overrated), la visita del Papa (overrated), la guerra antinarco (debatible) y demás temas similares.
Sin embargo, por si no lo saben ya: me gano la vida escribiendo. Y, la mayor parte de las veces, sobre esos temas en espacios donde no puedo dar mi opinión. Para mayor desgracia, cuando puedo escribir a placer, termino agotando los temas en otros espacios como foros y redes sociales. Cuando llegó acá, las ideas no están frescas.
Tengo un par de temas que tratar acá. Los cuales serán tratados en el orden que los ponga mi cabeza. Y otro par de temas en el tintero. Procuraré actualizar este espacio más seguido. Pero, lamentablemente, no lo prometo.

Me gusta presumir que puedo dar cátedra sobre Neon Genesis Evangelion. No lo haré ahora (ja, hipócrita), pero por esa presunción me llamaron para DAR UNA CÁTEDRA sobre Neon Genesis Evangelion.
Un catedrático de la UNAM me buscó para hablar sobre el fandom de como una plataforma de comunicación emergente, a través de un texto sobre la posmodernidad de la animación japonesa cuyo estudio de caso es precisamente Neon Genesis Evangelion (ojo, reitero el título a propósito). Me enviaron el texto a mi correo, lo leí...y empezaron los lulz. Lulz que, además, fueron comunitarios.
El texto se presenta como una "investigación" "académica" "seria". Sin embargo, aparte de la pobre concepción de que posmodernidad=mercantilismo (Gilles Lipovetsky AKA Señor Viejito -chiste local- estaría carcajeándose) en temas "superfluos" sobre las series de anime que utiliza como ejemplo la riega. La riega feo además.
-Según la autora, Robotech inspiró una secuela en el cine llamada Macross.
-La Valquiria (VF-1) es a huevo un transformer por transformarse de mecha a nave y viceversa.
-Hay una serie llamada Neon Genesis Evangelium (las cursivas no son mías, así venía en el texto, volviendo el error más notorio).
-En dicha serie, hay una protagonista llamada Rei Ayanami. Que es rubia:


Si esto puede pasar por rubio, yo paso por redhead. Ande pues.

Entonces, ocurrió lo que debía. Volví a lo que, en serio, considero parte de mi hogar, algo distinto porque, lo crean o no, Polacas tiene una atmósfera distinta ( no, niños, no es por la mota).
El discurso de siempre:
Hola, soy Ernesto Olicón. Licenciado (ese mero día fui a recoger el título, aparte) por esta misma facultad en la especialidad de Periodismo, escribí tres años para cdonexión manga, la historia del manga surge en el siglo 19 con el Hokusai manga, la historia del anime surge en la Segunda Guerra Mundial, Tezuka-sama, Miyazaki-sama...
Todos los caminos del anime llevan a Evangelion.
Todos los caminos de Evangelion llevan al episodio 26



No creo que exista necesidad de decir que el episodio fue madrazo duro y directo a las conciencias de los muchachos. Lo cual me extraña, porque sí identificaron todos los fundamentos teóricos que quiso plasmar Hideaki Anno, pero verlos todos al mismo tiempo... y en una caricatura fue una salvajada, al parecer.
Hora de preguntas y respuestas. Recomendaciones de anime. Despedidas. Como que hice al menos 5 fans más de la serie, tan sólo mostrando parte de primer episodio y pedazos del último. Hasta que llego el momento más esperado.
"Oye, ¿sí es cierto que al final de los Supercampeones a Oliver le cortan las piernas;"
Esta pregunta me la ha hecho medio mundo cada vez que menciono mi pertenencia presente o pasada a un medio del mundo anime/manga. TODO EL PUTO TIEMPO. Tengo más o menos idea de dónde salió el rumor, de un fandom que no vio el final de la serie y, para farolear, inventó un final falso, estúpido, pero dramáticamente plausible. Tan plausible que se volvió leyenda urbana. Como que en Japón Ranma sí enseñaba el busto, por ejemplo. O que en Japón la serie de Pokémon convulsionaba a los niños (wait...eso SÍ ocurrió).
La respuesta es siempre la misma: "No, no es cierto. Hasta luego. Bye".

Ayer me lancé a Lacuna Coil. Eso me obliga a aclarar dos puntos:
a) Sí, amo a Cristina Scabbia. Me parece la mujer más sexy del mundo y hasta ha vuelto a mi novia lesbiana durante dos segundos sólo al verla en la portada de una revista.
b) Sin embargo, también me late un chingo la banda. Sí me sé las rolas, sí he escuchado los discos. Sí me hacen matear y me recuerdan muchas cosas de mi... no, adolescencia ya no, ya de mis últimos semestres de prepa y los primeros de Universidad.
No sé si éste sea el lugar para comentar que soy Coiler porque con la banda conocí a muchos amigos, bla bla, bla, me salvó de varias depresiones juveniles, bal, bla, bla, entre otras cosas.
Sólo sé que el toquín que dieron en el 2010 es uno de los mejores a los que he ido. Y no he ido a pocas tocadas.
La banda partiendo madres, Scabbia cantando precioso, Andrea Ferro interactuando con el público, era una fiesta en el escenario. ¿Y la gente? Prendida, pero en buen mood. Podías ver a la banda sin que te cayera gente encima, sin que la gente te agrediera para pasar, sino todo amable, mientras cantaban y saltaban TODAS la rolas sin mayor incidente.
La vara estaba bien alta, al menos para los que habíamos ido a ese toquín. Además, el concierto era en el Lunario del Auditorio Nacional, espacio reconocido por una buena acústica y sus elegantes instalaciones, aunque con fama también de que su administración es tan mamona que ni siquiera dejan a la prensa cubrir los eventos.
Me brincaré a Trágico Ballet después de dejarles un mensaje. Tocan bien. Pero no me latieron sus letras. Podríamos cambiar sus líricas por algo de Yuri, Mijares o Timbiriche, sobre corazones rotos y dolor post-truene, y nadie se enteraría.
Me encontré a una chica de Ciudad Victoria, de unos 15, 16 años, que había ido con su madre porque nadie más la quiso acompañar hasta acá. Y, para ilustrar que el pópulo se ha vuelto muy agresivo en 2 años, la pobre apenas veía un carajo. Como cinco cabrones apretados enfrente de ella, saltando valiéndoles madre el resto de la gente, uno de ellos dándole codazos a mi novia, por ejemplo.
La nena está morra todavía, entonces le paso que tenga ganas de grabar todo el concierto. Vamos, soy de los que mejor deja el celular abajo y se pone a disfrutar las rolas, a matear, a brincar, a hacer desmadre. Pero si apenas veía, y hacía un esfuerzo enorme por grabar, se me hizo buena onda ayudarle a que el celular pudiera enfocar bien a la banda. Levanté su celular y fui yo quien grabó. La chavita fue un poco más feliz.
También, se nota que la banda se emociona a ver a los tifossi milanistas que aparecen en sus giras por el mundo. Claro, de eso a que le regales una playera rossonera a Cristina Sacabbia, cuando ya tiene ella seguro como 10 en su casa, mejor ondeo la mía. Y siempre, siempre, se emociona Andrea al ver el 3 de Eterno Maldini que llevo conmigo. En este y en el pasado, sonríe el muy cabrón.
La banda toca bien, y la rolas me prenden (sí, me prenden igual rolas de Lacuna Coil, Sepultura, Cannibal Corpse, Immortal, Impaled Nazarene, Malevolent Creation, Nightwish, Mayhem y así. Igual la Bersuit y los Decadentes. ¿Algún problema con eso?). Sin embargo, se notaban dos problemas:
El primero es que a la banda le faltó potencia y presencia escénica. No necesariamente significa que toquen con el volumen más alto (la acústica del lugar, insto, les ayudaba), sino que los instrumentos no sonaron tan fuerte de origen como en el concierto anterior. Además, toda la banda parecía estar amarrada en donde estaba parada.
Yo me acuerdo de Cristiano Migliore mateando como loco, Marco Zelati corriendo de un lado a otro del escenario, Marco Biazzi haciendo show con la lira, y a Andrea Ferro comiéndose la tarima, al tiempo que Cristina no paraba de intepretar con toda fuerza cada canción. Pero ahora, Andrea apenas se movió, Zelati no hizo más que mirar al público y a Biazzi, bueno, sólo lo vi 10 segundos de tan poco movimiento que hizo.
Incluso, la legendaria timidez de Scabbia en el escenario se hizo muy evidente. Interactuó con algunos fans, por supuesto, pero por enormes lapsos se escondía tras el micrófono. Aún sí, es notorio que la banda hizo lo que pudo con un tremendo Jet Lag encima. Sin embargo, más que criticar por criticar, los comentarios quieren dejar en claro algo...ejem, repito, "el concierto del Circo Volador de hace 2 años dejó la vara bien alta".
La otra bronca fue el contingente de posers que se lanzaron. Infaltables en cada concierto, ahora se lanzaron más. Tengo la certeza que, como este si fue en un espacio nice, sus madras sí los dejaron venir a éste y no a un cine abandonado a tres patadas del Mercado de Jamaica. Y se notó feo, porque la gira que traen es un recorrido por TODOS SUS DISCOS. Incluso No Need To Explain, de su primer demo, niños. Uno intentando cantar, y la gente callada, muy callada. Ya me había acostumbrado a tocadas atascadas de fans, que aquí sí me pareció notorio que mucha gente no tenía idea de lo quee staba viendo. Y sí, el ambiente con este tipo de asistentes evita que el ambiente se ponga a tono.
¿Salí feliz? Por supuesto, canté, salté y me divertí. Fue los uficientemente bueno para que me parecieran más largos los 20 minutos de la banda abridora que la hora 45 del show principal. Recordé cosas, rolas que no me acordaba que me gustaban. Pero yo, mamón, esperaba algo mejor que hace 2 años. Creo, igual que una amiga que estuvo con nosotros al final, esa tocada del Circo será inigualable.

La foto no es mía. Pero nada quita que Miss Scabbia sea una reina.


Hoy pienso ir al beisbol. Soy fan del Rey de los Deportes y es la única disciplina atlética que jugué en un equipo más o menos oficial (jardinero en el equipo de la primaria). También pienso ir a ver a Metallica en agosto, en una serie de una semana de conciertos. Y sí, soy de los afortunados que tiene boleto.
¿Cómo tienen que ver una coasa con la otra?
Compré los boeltos para el beisbol en Ticketmaster. Fui a recogerlos a una Comer a tres cuadras de la casa de mi novia. Pero, para que yo pudiera recogerlos, un chavito de 15 años tenía que termianr de comprar sus boletos para 'Tallica. Iba acompañado de un padre buena onda que estaba dispuesto a pasar por el tedio del proceso para complacer a su vástago.
Pero el padre no sabía que la preventa sólo era con tarjetas Banamex. E intentó pagar con la de otro banco. El horror en el rostro de todos.
Por la chamba uso una tarjetita de débito Banamex. Y la saqué porque es necesaria para recoger mis boletos. El chavito la vio. Lo miré de frente, con su cara de espanto, casi llorando.
"Señor, présteme su tarjeta y ahorititititita mismo le pagamos. Háganos el paro, ándele".
El señor se le quedo viendo con cara de "Hijo, no nos dejes en vergüenza".
Sólo respondí: "Es de débito, necesitaría el varo ahorita mismo, porque si no me quedo sin lana".
El morrito sonrió, y le preguntó al padre si podría sacar dinero.
-¿Cuánto es?- pregunté al encargado.
-Mil 360- respondió.
-OK. ¿Pero sí me pagan antes de comprarlos?
-Sí- respondió el papá, medio aliviado, medio encabronado por depender de mí.
Total. Pagué los boletos con la tarjeta, saqué mis boletos, para el beis, fui a depositar la paga del señor, y llegué con mi chica una hora después de lo acordado. Para que me recibiera con jeta, ja.
Y, Bueno, señoras y señores, hoy ganan los Tigres CAPITALINOS.

Problem, Diablitos? Foto de El Universal, por cierto.

Debo confesar que mi banda favorita es Sepultura. Y uno de mis máximos héroes musicales es Don Max Cavalera. Será más rastafari que Dios Metalero, pero tengo una lista enorme de razones para admirarlo, la cual no les dejaré aquí.
No soy el único de mis amigos que escucha con pasión al señor Cavalera. De hecho, más de 3 en la prepa nos criamos como metaleros al son del Sepultura clásico. Por eso, más que un toquín era una reunión familiar.
Al Manuel tenía 5 años de no verlo. Y era un reencuentro clásico. Sobre qué ha sido de nosotros. Cómo ha sido la universidad, la chamba. A qué amigos de la prepa no terminamos odiando y borrando de nuestras vida, pero no de facebook. Cuántos te odiaron al punto de borrarte de facebook. Y, sobre todo, a cuántos conciertos hemos ido.
Fue hace casi dos semanas, pero se me quedó grabado que iba a descubrir a Destruction. Sí, los había escuchado. Sí, me habían latido. Pero no soy fan. O más bien no era fan. Me ganaron Nailed to the Cross y descubrí un enorme Moshpit en Bestial Invasion.
Llegó la hora anhelada de ver al señor Massimiliano Cavalera. Se ve golpeado por la vida y la mota, pero sigue partiendo madres en el escenario, con esa guitarra orgullosamente brasileira de 4 cuerdas. El Maldito X en el bajo, no no no. Fue una oda al moshpit, incluso en rolas nü-metaleras como Tribe. En Refuse / Resist, ni se diga. Era difícil permanecer en pie.
Eso sí, lástima de sonido. En Plata o Plomo, la canción que testifica la influencia de Asesino en el último álbum de Soulfly, el Maldito Tony Campos ni se oía. Pero ¿y el bajo? demoledor.
Un set lleno de Sepulpura, pero, también hay que decirlo, por más blackdeathmetalero que sea un baterista, sí se encesita sangre amazónica para llenar los zapatos de Igor en la batería, aún más en rolas como Territory. Jean Dolabella lo hace muy bien como sucesor del menor de los Cavalera en el actual Sepultura, pero a David Kinkade le hace flata llevar las percusiones afro brasileras en el ADN.
Al final, terminé con sangre ajena en mi camiseta, pero con una sonrisa. El señor Cavalera no sólo me había puesto de buen humor, también reunió a mi familia perdida.
De eso se trata la música, de encuentros humanos.

Sunday, March 4, 2012

Genshiken (o cómo tocar el corazón de un pobre diablo)

Advertencia: este post tiene un amplio y confuso caracter reflexivo. Más que reseñar una serie de anime, busca explicar el impacto que la misma ha provocado en el ánimo del autor. Para reseñas más "objetivas", basta teclear en Google "Genshiken" seguido de "reseña" o "review". Incluso el número 200 de la revista Conexión Manga tiene una breve introducción a la trama. Muchas gracias.
Por cierto, todo lo que viene está plagado de spoilers, incluso de otras series.

Últimamente he tendio un humor bastante extraño, incluso para mí. Me he levantado los últimos días con una sensación prácticamente nueva en mi vida: la nostalgia por el ayer.
No es esa nostalgia recurrente en mucha gente mediante la cual se declara que todo tiempo pasado fue mejor. No es eso. Es más bien un sentimiento del tipo: en el pasado sentía que algo me pertenecía, que era nuestro. Ahora mi generación se ha quedado sin nada.
últimamente, por ejemplo, me dado por revisitar Charmed, como en mi adolescencia. Y vovler a explorar los viejos fanfics donde la historia del poder de tres era sólo la base para llevar nuestros propios relatos a otro nivel. Eran tiempos donde tú y tus amigos podrían tocar con una calidad pobrísima canciones de Sepultura en amplificadores reales. Era un tiempo donde podías jugar futbol en la calle a alatas horas de la noche sin miedo a terminar muerto.
Siento, sin embargo, que las cosas de hoy me parecen ajenas. Tan ajenas como la calle misma, que ya no le pertenece a la gente ni a los niños del barrio por temor a la delincuencia. Ya no tengo el tiempo para escribir (ni el lugar) fanfics sobre algo y, mucho menos, puedo cantar con una banda sin que me de vergüenza. Todo ello ya me parece ajeno.
Podría culpar al trabajo de todo eso, pero sería mentir. Amo escribir, amo descubrir el mundo, amo mostrar el mundo a través de las letras. Aunque, siendo sinceros, la labor diaria empeora el sentir. Es un mundo muy vasto donde lo único que es realmente mío son unos cuantos metros cúbicos en mi habitación. E incluso eso afirmar eso puede dar pie a una seria disputa.
Al menos algo era mío en el pasado, y duele ver que esa es la única distancia entre yo y un chico de 16 años que masacró a sus compañeros de escuela. Cuando yo tenía su edad, escribía igual que él. Cuando yo tenía su edad, odiaba al mundo y a la humanidad tanto como él. Pero, al menos, tenía la sensación de que parte de ese mundo que odiaba era completamente mío. Entonces, las últimas dos líneas de su texto final ("Seizure in the Pestilence that is my scythe. Die, all of you".), prodcucto de esa sención de que nada le pertenece, podría ser al diferencia entre que yo esté escribiendo esto a los 23 y él tenga que rendir cuentas a la policía por homicidio múltiple a los 16.
Curiosamente, todo empezó por querer ver una serie meramene divertida con mi chica. Así nomás.
Últimamente mi novia y yo hemos designado la apreciación semanal del anime como un ritual obligado. Ella está en el rush de su tesis profesional y yo en el ajetreo de un trabajo a tiempo completo. Por tanto, para ambos es una especie de bendición echarnos un día completo a la semana en el sillón para ver una serie de monitos coquetos taka taka.
La última serie que habíamos visto era Code Geass. Para elegir, estaba dos opciones, Genshiken o Madoka. Geass ya nos había otorgado un Mind-Screw-sci-fi-político-revolucionario-Zeroesunclondelsubcomandantemarcos-Clamposo que tanto nos gusta, pero otro esfuerzo mental consecutivo con Madoka era algo para lo cual no estaba en el mood correcto. Así que me fui por Genshiken.
Mi vida como fan del anime me ha enseñado algo que yo llamo "La regla de Anno" (de..no del..aunque pareciera..): Si vas a ver alguna serie en algún momento crucial de tu vida, el resultado emocional va a ser muy, pero, muy jodido. (Lo cual ocurre normalmente al releer o revisitar una serie en particular por la cual bauticé así al referido anatema).
El planteamiento de la serie ronda lo simple: en una universidad pública de Japón, un grupo de aficionados extremos al anime, el manga, el cosplay y los videojuegos se reunen en un club para discutir sus aficiones y darle por medio de las mismas algo de sentido a sus vidas. Tal cual. Ahí es justamente donde incian mis problemas.

Bienvenidos a la bizarra y gris Facultad de Ciencias Políticas y...oh, wait...

Kanji Sasahara, un estudiante común y corriente de universidad, entra al club, donde al principio no está seguro si es tan fan de la cultura popular japonesa como sus compañeros. Hay de todo y algunos están incluso especializados. Desde el dibujante apático, hasta el dedicado diseñador de cosplay (con una novia igualmente dedicada a lucirlos), e incluso el gamer extremo con una novia que rechaza en lo absoluto pertenecer a ese mundo. En fin, todo un mundo de rareza para elegir.
Aquí la proyección no es precisamente sobre personas en particular, sino por situaciones. Basta decir que, por momentos, la juntas de Conexión Manga aprecían divertidas y extrañas reuniones de la Sociedad para el Estudio de la Cultura Visual moderna. Un lugar con una plática extensa sobre casi todo lo nuevo en ese mundillo, incluso con los cambios de tema desde el 2D y la vida real.
De hecho, creo que sólo podría reflejar a una persona que conozco en la serie (un Madarame en particular, cuya identidad protegeré). Lo demás, me ha ocurrido alguna vez: desde jugar Guilty Gear contra un rival casi invencible, hasta preparar una publicación en tiempo límite, mientras se disutía que se iba a hacer con la convención de comics en turno. Todo mientras tenía que preocuparme por sacar las amterias y titularme.
¿Por qué me ha pegado tanto? Porque eran buenos tiempos, tal cual. No es que la actualidad me resulte mala, sólo es muy distinta a como era antes. Sin embargo, todo es muy distinto, todo ha cambiado muy rápido. Hace poco más de un año, mi vida era la misma que la del club Genshiken. Ahora, si bien me mantengo firme en la afición, no puedo negar que no puedo participar en ella de manera tan intensa.
Los dos ultimos episodios fueron una puñalada, porque refleja incluso la inseguridad de gente como nosotros, en un mundo como el de ahora, siendo jovenes y buscando trabajo. El fenomeno nini existe por algo, y es muy fácil reflejar ñas historias que te han contado al respecto en un personaje inseguro que, de tanto buscar y no encontrar, termina creyendo que su conocimiento no tiene valor.
Sasahara termina encontrando una espacio en el trabajo de sus sueños como editor. Y comienza a ganarse un lugar en este nuevo mundo. Justo como lo he empezado a hacer yo mismo desde hace unos meses. Fue la gota que derramó el vaso. Me puse a llorar como regularmente no lo hago con nada. Creo que, al fin y al cabo, esto es de lo que nos hablaron cuando nos platicaban sobre crecer y madurar: enfrentar que las cosas ya no son como antes.
Si esto fue lo que provocó una serie sobreuna realidad todavía algo cercana, no quiero ni imaginar como podría tocarme en unos 3 o 4 años, cuando posiblemente este mundillo de la afición al anime, mana y los videojuegos en la universidad sea un poco más lejana.
Aún así, me he quedado con un enseñanza: el crecer, el madurar, no necesariamente tiene que arrancarte de tajo todo lo que eres, todo en lo que crees y todo lo que te ha hecho feliz. Diría Keey King, el guitarro de Slayer: "A veces uno píensa que cuando uno se hace viejo debe guardar sus discos de punk y heavy metal en el sótano, y dedicarse a escuchar jazz contemporáneo. Al diablo con eso".
No soy el único, creo que ha permanecido fiel al mundillo a pesar del paso del tiempo. Y no por negarnos a crecer, sino porque es parte de lo que me ha construido como soy ahora. Porque todo eso, alguna vez, podía decir que me pertenecía.
Ese sentido de pertenencia que hizo la diferencia entre mis escritos de adolescencia y las dos frases finales de T.J. Lane.