Monday, April 30, 2012

En México nada (aka el Servicio Postal) funciona

No se alarmen, no es una exhibición de malinchismo ramplón. Amo a mi país, aunque, siendo honestos, es un amor de esos bipolares y disfuncionales, como el de un largo matrimonio sin sexo del cual uno no se divorcia (me han contado, me han contado)  porque no hay manera de separarse. Pues bien, así es mi relación con mi patria.
Yo le proveo a mi nación con lo que me corresponde: trabajo honradamente, pago mis impuestos, no me dedico al delito, acudo a votar por el Doctor Mono cuando toca hacerlo y, claro, no doy mordida sí, wey, ajá... oye, es en serio... ¿te cae?... sí, te lo juro por esta... pos si por esta me lo juras, debe ser bien cierto....
Les decía, aún con mi contribución al desarrollo nacional, el desarrollo nacional no me beneficia a mí por que mi papá no es político ni empresario. Alguna vez escuché, de boca de un grupo de rock finés (Nightwish), que cuando venían a México normalmente "nada funciona". En esa gira, se les fue el audio, tuvieron broncas de logistica con los instrumentos y, para acabarla de joder, un cabrón tiró a Tarja del escenario.

Por tanto, la patria (o, más bien, sus habitantes) me han falaldo en ciertos momentos claves últimamente, sobre todo El Inservicio Postal Mexicano,
Hace tres semanas, su servilleta, coleccionista de jerseys deportivos (es en serio, tengo un chingo y merecen un post, pero será cuando la complete), adquirió dos especímenes importantísimos: uno de Daisuke Matsuzaka y otro de... DAN MARINO... el hombre por el cual amo el futbol americano.

¡Magazo!
Obvio, ambos pedidos fueron hechos a vendedores gabachos, por lo que pedí el servicio prioritario de entrega por el United States Postal Service, con número de rastreo y todo.
Y sí, a los tres días ya estaban en la central de procesamiento pero... hasta ahí llegó el rastreo. Pasó una semana, pasaron dos, nada... tanto lso vendedores y yo llegamos a sospechar que pudo ser una bronca de aduanas, pero no, los productos ya están en el país.
¿Cuál es el problema? Que aquí,  como somos bien patriotas, Estados Unidos no nos va a imponer sus condiciones de servicio (de 6 días hábiles de entrega EN TOTAL).No, vamos a entregarlo cuando se nos pegue la rechingada gana, (de 15 a 25 días hábiles DESPUÉS DE QUE EL PAQUETE LLEGUE A MÉXICO). Por que, según me explicó la señorita, los envíos fueron enviados como CORREO REGISTRADO y no PAQUETERÍA REGISTRADA, por lo que se manejan como cualquier carta normal.
Esa conclusión me da pánico, porque el Servicio Postal Mexicano ya me ha ROBADO en envíos internacionales:
-Hace unos 6 años, un par de cartas que envié a Chile y Brasil para unas amistades JAMÁS LLEGARON. Sepomex NUNCA me dio una explicación de lo que ocurrió, alegando que "suele pasar". Considero esto un robo, pero del dinero que pagué por el envío.
-Hace no mucho, pedí informes en la University of Liverpool, pues quiero ir allá a estudiar un posgrado y nunca caminar solo. Me enviaron, por correspondencia, un folleto de agradecimiento por mi interés, un libro con los planes de estudios y un CD con información general. El paquete, ese sí, llegó a mi casa, pero vilmente ABIERTO, pegado con diurex y sin el CD. Pregunté sobre reclamaciones, y en la oficina postal me dijeron que, a menos de que existieran pruebas del robo, no me podrían hacer válida una reclamación. Claro, no hay testigos, y siempre se puede decir que yo abrí el sobre y escondí el CD.
Ingenuamente, pensé que por pagar el servicio más caro tendría mejor suerte. Además, me resulta curioso que, cuando vuelvo a confiar en el Servicio Postal (normalmente, incluso en envíos locales, pido entregas por vía privada cuando compro en línea) me vuelvo a llevar un desaguisado.
Por tanto, aunque sé que podré demandar o aprovechar el seguro de Ebay para recuperar mi dinero, eso no quita la VERGÜENZA de que uno deba temer que sus propios conciudadanos pudieran robarle, además de que son artículos, como ya lo expliqué, con amplísimo valor emocional.
No es por nada, pero es por este tipo de cosas que, varios compradores experimentados en Ebay, obligan a los compradores mexicanos utilizar DHL o FedEx, aunque este último deje de ser una garantía.

Un par de manos que perdió la agricultura, o un usuario futuro del seguro de desempleo, da lo mismo...
Ya están enterados los compradores del problema para que lo tomen en cuenta en futuro, no porque quiera joder a los trabajadores del Servicio Postal pero, vamos: si no se puede garantizar la SEGURIDAD de tus pertenencias, ¿con qué cara se te puede exigir ser buena onda?


Thursday, April 12, 2012

Apologías: Dice-K Matsuzaka

Hace más o menos una semana, leí un texto de Adaliza Zárate, una amiga mía, sobre el beisbol, el anime y la especial conexión entre ambos. Más allá de que comparto (en menor medida, mucha menor medida) su amor por ambos oficios, el texto me recordó vagamente un evento: el Koshien de verano. ¿Dónde había escuchado sobre él? ¿Quién había jugado dicho torneo de beisbol, donde se enfrentan TODAS las preparatorias de Japón en un formato de FA Cup?
Después de unas horas, la respuesta me vino a la mente. ¿Cómo pude olvidar a mi pitcher favorito de las mayores, carajo?

Dios, cómo amé ver ese juego. Porque es como si vieras en el pambol un Alemania-Brasil. Técnica perfeccionada contra sabor rebelde.


A diferencia del promedio de la Red Sox Nation, yo sí aprecio a Daisuke Matsuzaka. Un pitcher de 100 millones de dólares es algo realmente caro, sobre todo pagado por un novato que aún debe establecer contacto con un mundo muy diferente al suyo. Además, es una responsabilidad enorme, un carga más para el jugador que dio su nombre a toda una generación de serpentineros.
Dice-K, como lo apodaron para que los bostonianos pudieran pronunciar su nombre de forma correcta, nació y fue criado para algo más que sólo jugar a la pelota. Tambien fue entrenado para echarse la novena a la espalda. Y, sobre todo, para hacer de cada lanzamiento un dechado de elegancia.
¿Cuál es la mejor forma de demostrar que el destino de nueve personas depende de un sólo hombre? Cuándo este hombre debe hacer frente, solo, al dolor, la adversidad, el esfuerzo sobrehumano para poder dar un lanzamiento más. Él es la bandera de su generación, el prodigio de quien todos espán orgullosos y a quien todos quieren emular.
Porque llegar a la final del Koshien, contra uno de los equipos con mayor tradición en la competencia (el PL Gakuen), requiere de un trabajo muy duro. Sí el pilar se rinde, lo sabes tú, lo sabe el manager, lo sabe el equipo, quien llegue a sustituirlo puede fallar. En tus manos, con talento probado, está la misión de no hacerlo.
Fueron 17 entradas completas, más de 250 lanzamientos, en la final para el campeonato nacional de preparatorias. Te echaste no sólo al equipo a la espalda, sino a toda tu generación, Matsuzaka. Me consta que llevar el orgullo de tu generación en la espalda es un trabajo muy duro.


Toda Nueva Inglaterra juzga a Dice-K con base en los números, esos mismos pinches números que dejaron fuera a L.A. Valenzuela-mania del Salón de la Fama. Demasiados lanzamientos en pocas entradas, un promedio muy alto de carreras permitidas. Incluso, no lo dudo, lo han tachado de arrogante, de necio. De no estar conectado en el juego. No es fácil llevar la etiqueta de superestrella antes de tirar el primer strike.
Sin emabrgo, más allá de los números, amo el estilo elegante que tiene Matsuzaka para pichear. Un arsenal de pelotas que quiebran, con trayectorias y velocidades que se devanecen con gracia en pleno vuelo. Entiendo que no es una competencia de estética, sino que debe funcionar para ponchar a los bateadores. Del mismo modo que un texto en el periodismo debe servir para que el lector se informe con una leída rápida.
No sé si te lo hayan dicho alguna vez, Daisuke. Pero uno no puede competir contr sus orígenes por un objetivo. Eres un preciosista, que por la presión de eliminar uno a uno a los bateadores, se alejó de sí mismo.
A veces, jugar de manera efectista, para lograr terminar el trabajo del día, puede fastidiar. Sí, ponchaste a dos, tres, o cinco hoy. Pero no te sabe igual hacerlo con una bola sencilla, por más efectiva que sea, que con un tirabuzón o intentar un gyroball que rompa con delicadeza el plato. Puede que te agradezcan al final del día, pero ese que jugó no eres tú. Lo sabes.
Jugaste de maravilla una Serie Mundial hasta que empezaste a jugar sin ser tú mismo, Dice. Creo que la gente que te pagó 100 millones de dólares pensó que podría comprarte el alma, decirte como jugar. Escúchalos, claro, ellos conocen en entorno mejor que tú. Pero no te rompas en ellos. No dejes que ha ansiedad por demostrar que vales te devore, como ya ha ocurrido.
Los números dicen que ya te rendiste, que quieres volver a Japón, que estás convencido de que Boston, tan urgido de anillos, nunca entederá tu elegancia. Pero mira a Tim Wakefield. Todo mundo sabe que va tirar una bola de nudillos con cada bateador. Pero está convencido de que esa es la menra en que saldrá adelante, y guarda una que otra sorpresa.
No sé si en este tiempo en que te recuperas de la Tommy John te sirva para pensar muy bien lo que sigue. Si debes volver a Seibu, o si vas a jugarte lo que te queda para lograr lo que te falta.
Por el momento, entiendo muy bien, pero muy bien, ser un estandarte de tu generación, elevar tu nombre en los terrenos de Japón, jugar con elegancia en casa y enfrentarte con dureza a un choque de estilos en las Grandes Ligas. A ambos, salvando las distancias obrias, nos queda mucho por exprimir del potencial que vieron en nosotros y, sobre todo, que sabemos que no hemos exhibido.